Seguramente habrás escuchado frases como “eso no vale lo que cuesta” o “se quieren forrar a costa tuya” y también otras más antiguas como “lo barato cuesta caro”.
Seguro también te pasa que cuando vas a comprar te gustaría que te lo regalaran, y cuando vendes te gustaría cobrar mucho más.
Si. Es la complicación del precio. Una de las variables fundamentales del mix de marketing y en la que menos solemos pensar.
¿Qué hace que una persona se gaste muchísimo dinero en un dispositivo tecnológico mientras encuentre que un libro es muy caro?
O, ¿qué hace que otra persona se gaste un dineral en vestirse y encuentre un despropósito gastar dinero en formación, o en viajar o en comer, etc? (al revés también funciona, es decir, ¿gastar mucho en comer y poco en vestirse? No es un juicio de valor. Es la pregunta a ¿por qué sucede?)
A propósito de las “fake news”, como se han dado en llamar las últimas mentiras que somos capaces de repetir en RR.SS, los estudiosos del comportamiento humano nos advierten que tendemos a dar por cierto lo que concuerda con nuestro pensamiento.
Los últimos estudios biológicos nos advierten que quizá lo que creemos del libre albedrío no es cierto y que, en realidad, tomamos decisiones basados en la genética y lo que nos ha pasado en nuestra vida.
Tal parece que lo que debiéramos hacer, de ahora en adelante, es repensar las cosas que hacemos, buscando saber por qué las hacemos. Evitando así actuar en “piloto automático”.
Entonces, cuando somos expuestos a datos o información la tomamos (o desechamos) de acuerdo a lo que nosotros ya pensamos de eso. Ejemplo; si soy expuesto a una información sobre un oferta de zapatos del tipo “50% OFF” y actualmente pienso que son muy caros, con toda seguridad mi primer pensamiento será del tipo “imagina todo lo que ganan estos tipos con los precios que colocan”. Si, por el contrario, soy un amante de los zapatos y creo que sus precios están bien, llamaré o todos mis conocidos para contarles que no nos podemos perder esa oferta.
El precio, al igual que el producto o servicio, es un identificador para la persona que lo recibe. Lo que debemos hacer es asegurarnos que esa cantidad “suene bien”, “se vea acorde” con lo que está pensando nuestro cliente.
Me topo con personas, la mayoría, que colocaron los precios de acuerdo a sus costos. Es normal. Tenemos que colocar un precio que nos permita ser sustentables. Ese es el “desde”.
El problema se presenta cuando alguien te dice que lo encuentra caro o te pide rebaja. ¿Qué hace la mayor parte de la gente? Se centra en explicarle lo mucho que le cuesta hacerlo, o importarlo o comercializarlo. Lo que algunos han dado en llamar “enamorarse del producto”. Piensa solo un poco si tu aumentarías tu compra de libros por lo difícil que es hacerlos o escribirlos. ¿Difícil, verdad?
Ahora piensa también, ¿cuánto has invertido en aprender a vender? Por favor detente un minuto a pensar pues será sumamente importante tu respuesta para que sepas qué opinión tienes de la venta.
Me imagino que te estás dando muchas respuestas. Todas ellas muy ciertas. Tienes poco tiempo y has gastado mucho dinero en comenzar tu emprendimiento. Seguramente un curso de ventas o un libro especifico de precios tiene un alto valor y, por ende, su precio debe ser alto también…
Permíteme que termine este escrito con una situación que me pasó a mi. No se si te he contado que me gusta la fotografía. Si, un hobbie caro. Tratando de ahorrar un poco decidí probar con una tarjeta de almacenamiento que me costaba un 3% (si, leíste bien) solo un 3% del precio de la original. Eso es prácticamente un regalo, ¿verdad? Pues, ¿ya adivinas lo que sucedió? Efectivamente. La tarjeta funcionó muy bien en los primeros días, pero en el momento menos adecuado, cuando estaba a muchos kilómetros de distancia me falló y perdí muchos disparos. Lo peor es que lo noté cuando descargaba las imágenes. Para que te cuento la cara que puse en ese momento… Lo importante es que aprendí la lección.
¿Y tu? ¿Vas por lo gratis o lo pagado?